martes, 25 de noviembre de 2008

martes, 11 de noviembre de 2008

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER


Nació en Sevilla, hijo del pintor José Domínguez Insausti. Su padre murió. Con diez años, Gustavo Adolfo ingresa en el Colegio de Náutica de San Telmo, en Sevilla. Los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre al año siguiente y fueron adoptados entonces por su tía.
Conoció a Josefina Espín, una bella señorita de ojos azules, y empezó a cortejarla; pronto, sin embargo,se fijó en la que sería su musa irremediable, la hermana de Josefina y hermosa cantante de ópera Julia Espín. Gustavo se enamoró (decía que el amor era su única felicidad) y empezó a escribir las primeras Rimas, como Tu pupila es azul, pero la relación no llegó a consolidarse porque ella tenía más altas miras y le disgustaba la vida bohemia del escritor, que aún no era famoso.
En 1860 publica Cartas literarias a una mujer en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo inefable. En la casa del médico que le trata de una enfermedad venérea, conocerá a la que será su esposa, Casta Esteban Navarro. El gran amigo de Bécquer, Rodríguez Correa, ya redactor del nuevo diario, consiguió un puesto de redactor para el poeta sevillano. En este periódico hará crónica de salones, política y literatura; gracias a esta remuneración viven los recién casados. En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo. Empieza a escribir más para alimentar a su pequeña familia y, fruto de este intenso trabajo, nacieron varias de sus Leyendas.
Padeció una grave recaída en su enfermedad, de la que se repuso, sin embargo, para marchar a Sevilla con su familia. Trabaja con su hermano Valeriano y Casta Esteban discute con él, porque no soporta su carácter y el hecho de que casi siempre ande por casa de su hermano. González Bravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra censor de novelas en 1864 y el escritor vuelve a Madrid. Nace su segundo hijo.

Mientras agonizaba, Sus últimas palabras fueron «Todo mortal» y muere en 1870.


RIMA IV


No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas,pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían,
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila,
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!